Vivienda en Paseo del Prado de Tuñón y Albornoz

FECHA

18.11.2024

Un proyecto de pequeña escala realizado por Emilio Tuñón en el que combina historia y modernidad mediante toda una serie de elementos adaptados al entorno urbano y que sirve como antesala de lo que el día 29 de noviembre contará a los alumnos de MArch.

El arquitecto Emilio Tuñón, Premio Nacional de Arquitectura y socio de Carlos Martínez de Albornoz, visitará MArch la próxima semana para impartir una conferencia dirigida a los alumnos de los distintos programas de arquitectura y diseño que ofrece nuestra escuela de postgrado. Como introducción, sirva este proyecto de carácter residencial que ejemplifica el buen hacer de uno de los más relevantes arquitectos del panorama internacional actual.

Este proyecto de vivienda en el Paseo del Prado nace de la unión de dos pequeños apartamentos, lo que permite ensayar estrategias de gradación espacial en un entorno urbano cargado de significado histórico y simbólico. Situado en la intersección del eje monárquico y el eje moderno de Madrid, el diseño establece un gradiente de domesticidad que conecta el bullicioso espacio público del paseo con la intimidad de los espacios privados. En el límite inicial de este gradiente se encuentra un espacio intermedio entre las copas de los árboles del Paseo y la fachada del edificio, del que el apartamento se apropia mediante filtros como lamas motorizadas y cortinas enrollables, garantizando un control tanto térmico como lumínico, mientras conecta sutilmente el interior con la atmósfera urbana exterior.

El interior se desarrolla con una secuencia de espacios y filtros que culmina en la construcción de una cabaña urbana, evocadora de los sencillos refugios rurales extremeños. Entre los elementos destacados está un espacio compartido polivalente, que facilita usos como la estancia, la restauración o la celebración, protegido por un triple sistema de filtros. Más allá, las habitaciones individuales, concebidas como alcobas, están diseñadas para el descanso y el disfrute personal, y la secuencia culmina en dos baños diferenciados, uno en mármol blanco y otro en negro, representando dualidades vitales. Este proyecto integra la complejidad de la ciudad con la calidez de la madera, organizando el espacio en capas que remiten a una cebolla, construyendo un refugio íntimo entre los árboles del paseo.