Casas icónicas de la arquitectura contemporánea

FECHA

10.07.2024


La nueva arquitectura del siglo XX trajo consigo grandes proyectos de arquitectura que hoy se erigen como iconos y que, además, son ejemplo de la maestría de algunos de los arquitectos y estudios más renombrados de aquel tiempo. Valga como ejemplo la Casa Farnsworth de Mies van Der Rohe, la Casa de la Cascada, de Frank Lloyd Wright o la Ville Savoye de Le Corbusier. De la misma forma en que encontramos estos destacables proyectos en la centuria pasada, también podemos encontrar arquitectura residencial construida en el siglo XXI y que de la misma forma podamos considerar que son (o van a ser) iconos de la arquitectura.

Un primer ejemplo puede ser la Casa en el Acantilado de Fran Silvestre Arquitectos, una obra situada en Altea, España, que destaca por su ubicación dramática y su diseño minimalista, encaramada en un acantilado con vistas panorámicas al mar Mediterráneo. La estructura, que se fusiona elegantemente con el paisaje, presenta líneas limpias y un acabado blanco puro que refleja la luz natural, realzando su integración con el entorno. La casa está diseñada en varios niveles que siguen la topografía del terreno, permitiendo que todas las habitaciones disfruten de vistas espectaculares del mar. Las amplias ventanas y terrazas aseguran una conexión continua entre el interior y el exterior, creando una sensación de amplitud y fluidez. Los espacios interiores, abiertos y luminosos, están cuidadosamente diseñados para maximizar el confort y la funcionalidad, manteniendo una estética contemporánea y sofisticada.

Otro ejemplo es la casa Na de Sou Fujimoto. Se encuentra en un barrio residencial de Tokio y es una de las obras más radicales y experimentales del arquitecto japonés. La Casa NA se distingue por su estructura completamente transparente y abierta, construida casi en su totalidad con vidrio y acero. La vivienda se asemeja a una casa en el árbol moderna, compuesta por múltiples plataformas a diferentes alturas, conectadas por escaleras y escalones. El interior es un laberinto de niveles y espacios interconectados que desafían las convenciones tradicionales de una vivienda. No hay paredes sólidas ni habitaciones claramente definidas; en su lugar, los espacios se fluye de una plataforma a otra, ofreciendo vistas y perspectivas cambiantes. Este diseño fomenta un estilo de vida flexible y dinámico, donde cada área puede ser utilizada para múltiples propósitos. La transparencia extrema de la Casa NA crea una interacción constante con el entorno urbano. Los residentes están en un estado de conexión visual permanente con el exterior, lo que puede parecer una falta de privacidad, pero también proporciona una experiencia única de vida en la ciudad. Fujimoto ha creado un espacio donde la vida cotidiana se entrelaza con el ritmo de la ciudad, ofreciendo una nueva forma de habitar el espacio urbano.

Un tercer caso es la casa Moriyama firmada por SANAA. Ubicada en Ohta-ku, un barrio residencial en el centro de Tokio, se inspira por el tejido urbano fragmentado de Tokio, redefiniendo la vivienda tradicional japonesa distribuyendo en una parcela de 290 metros cuadrados varios volúmenes independientes, que albergan tanto la residencia del propietario como cinco apartamentos de alquiler temporales. Cada volumen, construido con paneles estructurales de chapa de acero, varía en tamaño, proporción y número de plantas. Actualmente, la vivienda del propietario ocupa un solo volumen de cuatro plantas que incluye un estudio, una sala de estar y dos dormitorios. Los otros volúmenes se usan como apartamentos de alquiler, aunque en el futuro se integrarán en la residencia principal. De los cinco apartamentos, dos se agrupan en torno a un jardín: uno con tres volúmenes separados que albergan la cocina, la sala de estar y el baño; el otro conecta un estudio y un baño mediante un corto sendero. Los tres restantes incluyen un volumen de tres pisos con un solo espacio por planta para el baño, la cocina y el dormitorio; otro con dos habitaciones, sala de estar y terraza en la azotea; y un pequeño apartamento de dos plantas que contiene un baño y un estudio en la planta baja.

Otro ejemplo es un reciente proyecto de Aires Mateus, la casa en Barreiro. Para su construcción, se aprovechan dos almacenes contiguos situados en el distrito de Setúbal, y que se integran de tal forma que envuelven la vivienda como parte integral del proyecto. Estos muros llevan la marca del tiempo y del pasado industrial de la zona, contrastando con el interior luminoso y blanco de la casa. Un espacio perimetral intermedio suaviza la transición entre la historia que los muros representan y la nueva estructura interna. En lo alto, el techo se curva para formar una piscina, dando la ilusión de que la losa se ha hundido bajo el peso del agua. Este gesto audaz es visible desde dentro, donde el fondo cóncavo de la piscina se convierte en el techo del salón. Esta imagen evoca un sentido de colapso estructural que dialoga con los muros antiguos, creando una tensión espacial cargada de simbolismo y sutileza. Además, el encofrado del techo se realiza con costillas y tablillas de madera, reminiscentes de las estructuras navales. El resto de las estancias se distribuyen a ambos lados de este espacio central, el cual incluye dos tramos de escaleras escultóricas y un pequeño volumen independiente con forma de casa tradicional.

Un quinto y último ejemplo es la Casa de Piedra obra de Tuñón y Albornoz. Ubicada en Sierrilla, Cáceres, la vivienda se alza como un prisma de planta cuadrada con lados de dieciséis metros, cada uno de ellos con tres ventanas. Los muros están construidos con piedra cuarcita local, mientras que las ventanas están enmarcadas con piedra de granito extremeño en tonos cálidos.
El volumen está definido por sus aristas y alberga nueve estancias cúbicas de 4,20 metros de lado, destinadas a diversos usos domésticos, desde salas de estar hasta dormitorios y cocina, además de armarios y baños. Cada estancia se compone de dos partes: un nivel inferior revestido de tablas de roble, que aloja las instalaciones, y un nivel superior hecho de hormigón blanco, completamente libre de mecanismos. Todas las habitaciones tienen ventanas cuadradas de madera de roble que se abren al exterior.


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